viernes, 4 de diciembre de 2009

Un difícil panorama electoral


Las últimas manifestaciones contra los principales candidatos a la Presidencia, dan cuenta de las que serán las elecciones más reñidas desde el retorno de la democracia y esto no sólo en términos de votos, sino de violencia. Y es que las elecciones enfrentan a dos bloques desesperados. Mientras la Concertación parecía dar la carrera por perdida ante la candidatura de Sebastián Piñera, el repunte de Frei le ha dado nuevas esperanzas de no perder el poder después de casi 20 años. Pero ojo, este leve repunte no quiere decir nada, no en unos comicios tan complicados como estos. Lo cierto es que de cierta forma, la Concertación ya perdió. Perdió uno de sus valores principales que es la unidad. Hoy vemos a tres candidatos, en los que sus inicios están en la Concertación, lo que representa la división irrestricta de este conglomerado, mientras que la alianza por Chile, a pesar de todo lo que pasó en el pasado, recordemos la elección que enfrentó a Sebastián Piñera con Joaquín Lavín, hoy propone a un solo candidato, estrategia que claramente funciona, y las encuestas lo abalan.



Hay personas que han dedicado toda su vida a trabajar en el Estado, a quienes un cambio les significaría miedo, incertidumbre y para muchos una difícil reinserción en un mercado distinto al que estaban acostumbradas. Sería la lápida definitiva a una teórica Concertación de Partidos, que en la práctica ya casi no posee ideas comunes y cuyo único denominador sigue siendo oponerse a un gobierno militar que se terminó… hace 20 años.

La Alianza, en cambio, luego de enarbolar, con mucha fuerza la bandera del desalojo, se ha dado cuenta de que la diferencia ha ido disminuyendo en forma peligrosamente progresiva. Perder sería una quinta derrota que provocaría una profunda desazón en un bloque que se ha desgastado, siendo sólo “oposición”. Pero que hoy, si bien aún no triunfa, huele el triunfo, siente la victoria y eso hace que las caras de sus principales personeros se vean más felices que las de la Concertación a principios de los 90.

Debemos pensar que la última generación en condiciones de votar a visto a la Alianza desempeñando sólo este rol. Además de este desgaste y las recriminaciones que provocaría la pérdida de las elecciones, les significaría también una dura tarea en la búsqueda de un nuevo candidato, que supliera a los derrotados Joaquín Lavín y Sebastián Piñera.

La carrera presidencial es, en definitiva, una lucha por el poder y la supervivencia política y como tal, provocará la justificación de cualquier medio en torno a este fin. La lucha recién comienza y tendremos que estar preparados para todo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario